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Travesía en alta mar

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“Capitán, ya pusimos en aislamiento al pasajero enfermo, tal como nos ordenó”, escuchó con atención mientras trabajaba afanosamente en su escritorio. Faltaban solo dos días para llegar a destino, y un pasajero francés de unos 50 años, había comenzado con un extraño cuadro sintomático, que el médico de la tripulación describió como una versión 2.0 de la peste bubónica, esa fatal enfermedad que en varias oportunidades había dejado a parte importante de la humanidad en jaque.

Revisaba una y otra vez el itinerario que tantas veces había recorrido sin ningún incidente, y no lograba encontrar el origen de la contaminación. Afortunadamente, por ahora, se trataba de un caso aislado que debían contener y silenciar a toda costa. Si los demás pasajeros se llegaran a enterar, se produciría un caos difícil de contener. Por otra parte, desde la compañía naviera, también le habían advertido sobre la importancia de mantener el tema en secreto, al menos, hasta encontrar cómo resolverlo.

-¿Has pensado qué vamos a hacer con el francés?-, preguntó el médico, preocupado.

-¿Cómo sigue?- preguntó el Capitán.

-Cada vez peor. La infección de los ganglios ya no está solo en el área de las axilas. También afectó el cuello, y es posible que en algunas horas alcance los ganglios de la ingle-, expresó apesadumbrado.

-Menos mal viaja solo…-, comentó cabizbajo el Capitán.

-Necesitamos enviar el cultivo a laboratorio urgentemente para corroborar el diagnóstico. Si mis sospechas son ciertas, y se trata de la peste bubónica, hay que actuar de inmediato, sino, podría morir en unos pocos días.

-¿Ha llegado alguien más a consultarte por síntomas similares?

-No. Al parecer, cuando recalamos en Rayong, el francés fue a tomar unas fotografías a una zona de pesca artesanal. Fue el único que salió por su cuenta. No se me ocurre donde más se puede haber contagiado. Esta bacteria la transportan algunos roedores y él me comentó que había visto unos ratones enormes en ese lugar. Originalmente, esta enfermedad es altamente contagiosa, y no conocemos los alcances de esta nueva versión, así es que te repito que es sumamente importante que enviemos su muestra al laboratorio. Singapur es el lugar más cercano.

-¡Pero eso nos saca completamente de nuestro itinerario!- exclamó confundido el Capitán.

-Lo siento. No tenemos más alternativas- lamentó el médico.

Una vez que se quedó solo, el Capitán desplegó el mapa con el itinerario y vio las distintas posibilidades de llegar a Singapur a la brevedad. Ese cambio de rumbo les sumaría al menos, dos o tres días más de navegación. Se tomó la cabeza entre sus manos y comenzó a escribir al gerente de la compañía, con quien tenía una relación de bastante cercanía.

“Estimado Eduardo:

Además de enviarte mi más afectuoso saludo, te escribo porque la situación que te mencioné, del francés enfermo, se nos está complicando. Según el diagnóstico de nuestro médico, el hombre estaría con un cuadro de peste bubónica, esa terrible enfermedad por la que quemaban los barcos en la antigüedad. Al parecer, la mejor alternativa es llevar su cultivo a Singapur. Acá, en Tailandia, el sistema de salud no tiene la capacidad para evaluar esta sospecha. Si no nos movemos pronto, es posible que el francés muera. El problema, es que esa maniobra nos sumaría unos 2 o 3 días más de navegación, eso dependiendo de las condiciones del mar, y no tenemos víveres suficientes para mantener nuestro acostumbrado estándar de calidad para los 3.800 pasajeros y los 4.000 miembros de la tripulación.

Entre toda esta tragedia, me alegra entregarte una buena noticia. Hasta este momento no se ha reportado ningún otro pasajero enfermo, salvo casos menores de indigestión -por exceso de comida-, o alguna pequeña lesión, por caída de los más entusiastas en el bar.

Agradeceré me orientes acerca de cómo proceder en esta delicada situación.

Afectuosamente,

Francisco”

Apretó enviar, y el correo se fue rumbo a una respuesta a este dilema.

-¿Ya nos vamos a Singapur?-, preguntó el médico.

-Estoy a la espera de instrucciones-, respondió el Capitán, sin mirarlo a los ojos.

-Me imagino que no estarás considerando hacer como que “aquí no ha pasado nada”. Es la vida de una persona la que está en juego.

-¡No solo es la vida de una persona! Si esta información se filtra, ¡imagínate el tremendo escándalo! Las acciones de la compañía colapsarían y todos nos quedaríamos en la calle. Cuatro mil familias desprotegidas, ¡incluyéndote!-, vociferó con sequedad. -Recuerda que no siempre en la vida fuiste tan “ético” como ahora, y si te quedas sin este trabajo, es posible que no encuentres otro-, insistió.

Hace algunos años, el capitán había ayudado al médico a ingresar en la compañía luego de un mediático escándalo por un episodio de ira, en la que agredió con puños y pies a un paciente inconforme con la atención. Luego de una acuciosa y polémica investigación, se descubrió que su desdichada reacción había sido producto del consumo desmesurado de drogas.

El Capitán advirtió que el médico se quedó sin palabras. Bajó la cabeza y se sentó pensativo.

-¿Cómo sigue nuestro enfermo?- quiso saber el Capitán, con un tono más conciliador.

-Empeorando minuto a minuto. Voy a ir a revisarlo ahora-, respondió visiblemente afectado.

-Ponte tu “traje espacial”. No bajes la guardia ni un segundo. No te expongas-, le recomendó el Capitán.

De pronto, sonó la inconfundible alarma de la llegada de un nuevo mensaje. Al leerlo, sabría si tendría que girar hacia la derecha, y salvar la vida del turista, o hacia la izquierda, y continuar con el itinerario acordado. Cerró los ojos un momento. Cualquiera de las dos opciones tenía consecuencias funestas. Se armó de valor y abrió el correo.

“Mi recordado Francisco:

Agradezco que me tengas al tanto de esta terrible situación. No puedo imaginar lo complejo que debe ser este momento para ti. Evaluamos todos los posibles escenarios con el directorio, y concluimos que las dos alternativas son sumamente nefastas para nuestra compañía. Si seguimos nuestro itinerario y se nos muere el pasajero, los medios de comunicación harían un festín con esta desgracia, sobre todo si en la autopsia se revela el motivo del fallecimiento y la falta de atención oportuna. Por otra parte, sumar días de navegación nos significa un enorme perjuicio económico. Pero, ¿si decidimos cambiar el rumbo hacia Singapur y el francés muere de todas maneras antes de llegar? Tendríamos que lidiar con las dos consecuencias.

Lamento dejar esta difícil decisión sobre tus hombros. Pero confío ciegamente en tu criterio y creo que, al estar ‘in situ’, podrás evaluar con mayor perspectiva la mejor opción.

Un abrazo,

Eduardo”

Apagó su computador y se fue presuroso hacia la sala de mando. Era momento de ponerse al timón. Iría rumbo a Singapur. Lo que no sabía, era que la bacteria ya se había comenzado a diseminar y, con toda probabilidad, para la fecha estipulada de arribo, no quedaría ni una persona a bordo en condiciones de maniobrar el fastuoso crucero.

 

FIN

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Mireya Casanova

Mmm me fascinó tu relato ,muy creíble . Lleno de emoción y realismo ,me quedé pensando el final ! Me gustó muchísimo felicitaciones !

Verónica González Delgado

Muchísimas gracias por tu comentario! Me encanta que te haya dado un tema diferente en que pensar! Saludos!

Carmen sarue

Cortó y ágil.esta bien llevado y emocionante ..me gustó mucho..bravo

Verónica González Delgado

Mil gracias por tu comentario! Me alegro que te haya gustado!

Elizabeth fredes

Excelente, me encanto. Lo bueno de los cientos de Veronica es que te mantienen interesado hasta el final. No te imaginas cómo terminarán.
Excelente

Verónica González Delgado

Que bueno que te guste mi estilo de escritura!! Mil gracias por tu comentario!

Ximena Delgado

Me gusto mucho el cuento, breve y el relato muy dinámico.

Verónica González Delgado

Mil gracias por tu comentario! Me encanta que te guste!

Ibrahim Numa

Me encanta el relato; en pocas palabras crea el contexto y los giros para contarnos una historia que perfectamente puede estar en los tabloides de cualquier país o época, y dejarnos con ganas de leer más. ¡Enhorabuena!

Verónica González Delgado

Muchas gracias por tu comentario!! Me encanta que te guste!

Carlos Aponte

Yo creo que estas perspectivas son importantes con el enfoque de Veronica. Muy interesante y bien escrito. Muchas gracias. Un saludo desde Países Bajos.

Verónica González Delgado

Que bueno que te guste mi relato! Mil gracias por tu comentario!

Ricardo Aponte

¡Muy buen relato. El final muy claro y sin alternativa, muy bueno la verdad. Qué madera para escribir la que tienes, me gusta!

Verónica González Delgado

Buenísimo! Que bueno que te haya gustado mi cuento! Muchas gracias!

Alexander mendoza

Felicitaciones!! Muy interesante el relato , considero que capta el 100% la atención del lector en todo momento.
Un fuerte abrazo desde colombia 🇨🇴.

Verónica González Delgado

Mil gracias por tu comentario! Me alegro mucho que te haya gustado! Un abrazo

Paula juarez

Buenisimooooo, no pude dejar de leer hasta el final!!!,
Felicitaciones🌹

Verónica González Delgado

Que bueno que te gustó!! Mil gracias por tu comentario!!

Yamile Medina

Me fascina ese tipo de lectura lo tienen a uno en suspenso a ver que sigue me enganché leyéndola y es muy real .felicitaciones Verónica tienes una gran poder de combecimiento,de realismo,y de hacer que la lectura sea fascinante felicitaciones un gran abrazo y sigue escribiendo.

Verónica González Delgado

Muchas gracias! En los próximos días estaré subiendo nuevos cuentos! Un abrazo

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