9 Comentarios

El Hombre Equivocado

Loading

Al decidirse  que  debía terminar con Javier, porque ya  estaba convencida que él la utilizaba, Paula se preparó para aquella noche cuando ambos celebrarían su primer año como pareja. En esa angustiosa espera se repetía constantemente que debía acabar de una vez por todas con las mentiras: las suyas y las de su juvenil amante.

 

̶ Javier, hoy se cumple un año desde que nos vimos por primera vez ¿te acuerdas? Me pareciste tan dulce, tan encantador y tan interesado en mí. Era un sueño que un hombre como tú me mirara de la manera que lo hiciste. Y sí, me sedujo lo guapo que eras, lo seductor y que me dijiste  justo las palabras  que yo necesitaba oír después de mi divorcio.

Pero ¿sabes? Ahora, esa primera impresión me parece tan falsa y me pregunto, ¿por qué te dejé entrar a mi vida? y ¿por qué dejé que las cosas llegaran tan lejos? ¿Sabes que me estás ha succionado la vida?

̶ Paula, ¿por qué no dejas de hablar tanta tontería y te acuestas a mi lado para hablar de cosas importantes? ¿Vamos a celebrar nuestro primer aniversario esta noche? ¿Reservaste en el restaurant que me gusta? Y lo otro, muy importante también, amor mío, ¿Cuándo vas a depositarme la plata para comprarme la camioneta? –dijo Javier, sonriendo y levantando una de sus cejas.

̶ De esto te hablo, Javier. Me pides dinero todo el tiempo y yo te he dicho que debes parar. Hace rato que creo que solo estás conmigo por interés.

̶ No seas tontita. Yo te quiero y además te hago feliz…Tú siempre me lo dices después que tenemos sexo, mi rica golosa… ¿O no?  Y tú sabes que todo lo que hago es por ambos. ¡Por favor, no hagas esa mueca como que si yo te mintiera! La camioneta no es solo para mí. Piénsalo, podremos salir a todas partes, además mi auto es una chatarra y el tuyo también. Amorcito, es por ti y por mí… Y ya no quiero que me digas más que soy un interesado. Me ofendes. Si sigues con eso, de verdad me enojaré.

̶ No tengo dinero ahora. Hay que esperar hasta fin de mes. Aún no me transfieren el dinero de la venta de la casa del sur –contestó Paula molesta.

̶ Se han demorado mucho con eso y yo necesito la camioneta…Y tú me la prometiste. Tienes que insistirles que te den el dinero. Diles que lo necesitas urgente.

̶ Cierto, yo te prometí la camioneta…- murmuró Paula, mirando hacia el piso.

̶ Oye, hablando de otro tema, amorcito, tengo que decirte algo que es por tu bien y que ya te he dicho otras veces: Estás muy gordita. Tienes que hacer una dieta pronto. No quiero que digan que yo salgo con una mujer descuidada. De verdad que no te ves bien con esos kilos de más. Por favor, ponte las pilas o te cambiaré por otra – dijo Javier sonriendo y haciendo un guiño, mientras tomaba su ropa y se vestía para salir.

̶ ¿Te das cuenta de cómo me tratas? Yo a ti no te critico en nada, físicamente. Una persona que quiere a otra, no dice esas cosas tan hirientes.

̶ Paula, no tienes nada que reprocharme en lo físico, yo estoy bien. Eres tú, con ese peso que te estás viendo más vieja… y ya que tienes plata, invierte en ti para que puedas seguir estando al lado de alguien como yo. Debes dejar de ser tan egoísta y pensar más en mí.

̶ Javier, nos vemos esta noche en el restaurant, debemos hablar –advirtió Paula, mientras Javier se colocaba su chaqueta, le daba un beso de medio lado y se despedía hasta la noche.

Al oír el auto de Javier alejarse de casa, porque vería a sus padres, Paula se acomodó en su Bergere, sintiéndose derrotada y estúpida. Hacía ya un tiempo que se sentía así, pero no se atrevía a enfrentarlo. Una parte de ella quería tirar todas las cosas de Javier a la basura y luego tan solo irse de la vida de ese hombre, que, al poco tiempo de instalarse en la casa de Paula, había mostrado su verdadero rostro de aprovechador. Pero, claro, Paula también entendía que algo de verdad había en las cosas que Javier le decía, porque inevitablemente se veía mayor que él, porque lo era. Y aunque quería desesperadamente el sexo que Javier le daba, sabía que, si no lo sacaba pronto de su vida, ella terminaría arruinada.

Con esa convicción, Paula  preparó el discurso de despedida para Javier, ensayando una y otra vez sus argumentos, porque sabía su amante trataría de envolverla para hacerla cambiar de opinión.

En el restaurant y luego de cenar, Paula le pidió a Javier que la escuchara.

̶ Javier, primero quiero darte las gracias por estar aquí y gracias por regalarme este año que tuvo cosas maravillosas para mí. Bueno, lo que debemos hablar es muy doloroso para mí, pero es necesario que lo enfrentemos. Javier, debemos terminar. Y una de las razones es porque yo te mentí. La verdad es que no tengo 12 años más que tú…tengo 22 años más…Perdóname, no quise mentirte, es solo que me enamoré  de ti desde que nos conocimos y estaba avergonzada por mi edad, pero ahora que ha pasado el tiempo, entiendo que somos totalmente incompatibles. Tú necesitas encontrar a alguien más joven y mejor que yo – señaló Paula, algo agitada.

̶ ¿Qué…? ¿Estás loca? ¿22 años más? pero ¿por qué me engañaste así? –preguntó Javier, evidentemente ofuscado.

̶ Quiero que me perdones por eso…y bueno, yo tampoco puedo seguir con esto de pagar casi todos tus gastos todo el tiempo. Ya no quiero esto para mí. Pasamos un buen momento, pero ya cada uno debe seguir su camino.

De pronto, el furioso rostro de Javier cambió y se suavizó

̶ Mi amor, bueno, en realidad no es tan terrible lo de tu edad, aunque ahora comprendo muchas cosas, pero en fin. Quiero decirte que podemos seguir juntos. Yo te quiero –dijo Javier, haciendo una leve mueca, mientras forzaba su mirada hacia un costado del restaurant.

̶ No, Javier, yo sí quiero terminar. Eso no lo voy a discutir más. Ya tomé mi decisión.

̶ Pero, piénsalo un poco más…

̶ No, ya estoy decidida –interrumpió Paula.

̶ Ok…ok…solo te pido una cosa…déjame estar en tu casa hasta fin de mes. Necesito buscar donde mudarme. ¿Podrás hacer eso por mí?

̶ Sí, claro. Obviamente que puedes hacer las cosas con tranquilidad hasta fin de mes. Mi idea no es que quedemos peleados – aseguró Paula, respirando más aliviada.

̶ Celebremos igualmente -respondió Javier, mientras alzaba su copa de vino y la juntaba con la de Paula. Esta es una noche especial: nuestro aniversario y nuestra despedida. No muchos pueden celebrar algo así, ¿verdad? -dijo Javier con tono irónico.

 

Tres semanas después, Paula ya quería que Javier se fuera de su casa, porque seguía con su costumbre de pedirle dinero, y ella, a pesar que trataba de negarse, siempre terminaba dándole lo que Javier le pedía.

̶ Tienes que parar con esta costumbre de pedirme dinero. Yo ya no tengo más que darte. Te he dado casi todos mis ahorros y tú me dijiste me devolverías  mi plata y no me has devuelto aún nada. Y lo otro, dime ¿Cuándo te vas?

̶ Pronto. Yo creo que la próxima semana. Te dije que estaba buscando un lugar y tengo que sacar unas inversiones para poder pagar mi nueva casa, por eso necesito que me prestes algo más dinero y lo antes posible te lo devolveré.

̶ Ya no puedo, Javier, lo siento, y te repito, apenas puedas, devuélveme lo que te presté, como lo prometiste.

̶ Ok mi amor –respondió Javier riendo…. ¿Te puedo decir mi amor? ¿O ya no…?

Un movimiento de cabeza y un contundente no, fueron la respuesta para Javier.

Una semana después, revisando sus cuentas bancarias, Paula notó una extraña transferencia hacia una cuenta desconocida. Eran los 40 millones que tenía en una libreta de ahorro que nunca le había mencionado a Javier.

Al confirmar con su ejecutiva que la transferencia se había realizado, Paula dejó caer su celular aún incrédula. A esas alturas ya estaba segura: Javier le había robado. Era el último juego de su amante, dejándola  en la quiebra.

Desesperada buscando alguna explicación a lo ocurrido, entró a la habitación de invitados,  y en medio de la cama pudo ver una carta de Javier,  escrita en computadora donde le indicaba que no lo buscara, porque no lo encontraría y que la mentira sobre su edad le revolvía el estómago. “Eres una mentirosa, dijiste que tenías 12 años más que yo y tienes 22… ¿Qué es eso? Me engañaste descaradamente. Ya me parecía demasiada nuestra diferencia de edad y ahora solo entiendo que eres una mujer patética, que necesita mentir para estar con alguien como yo, me das asco. Bueno, pues bien, esto es lo que cosechas: Yo te di lo que querías y lo que yo me llevo ahora, es solo mi pago por los servicios prestados.  No te atrevas a buscarme porque estaré muy lejos de este país. Fue todo demasiado fácil. Adiós”. PD1 Gracias por dejar abierta tu computadora con la clave de tu cuenta de ahorro. PD2: ¡No sabía que tenías tanto dinero! ¡Muchas gracias! PD3: Vete a buscar a alguien de tu edad. PD4 ¿No creerás que te dejé esta carta para que la uses en contra mía, verdad?

Esperando saber a qué se refería con ese último mensaje y mirando de un lado a otro, Paula temerosa, volvió a fijar su mirada en la carta que ahora solo se había transformado en un papel en blanco sin escritura.

Agobiada por todo lo que estaba viviendo, Paula se sentó a un borde de la cama, entendiendo que estaba sola y sin dinero  lo que la hizo llorar desconsoladamente al comprender su estupidez por aceptar a alguien que siempre supo que la estaba explotando.

En ese escenario, sabía que solo le quedaban dos opciones por tomar: quedarse con su vergüenza y recomenzar su vida silenciosamente, o darle su merecido al mentiroso ladrón. Optó por lo segundo,  y en ese momento de claridad, se juró que no sería vencida por un aprovechador al que había tratado con tanto amor durante todo un año. Por eso, lo buscaría, lo llevaría a la cárcel y lo dejaría en evidencia, por todos los medios. Pero lo más importante, buscaría ayuda para sí misma, porque si había algo que comprendía vívidamente, era que nunca más volvería a mendigar amor a ningún hombre.

FIN

¿Te gustó el relato?
Por favor puntúalo a continuación y visita más abajo la sección de comentarios.

¡Participa en la discusión en torno a este relato!

4 11 votos
Puntuación
Suscríbete
Notifícame acerca de
guest

9 Comentarios
Recientes
Antiguos Más Votado
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios
Patty C.

¡Qué tensión! Pero también ¡Qué alivio el final! Muy bueno.
Saludos desde el Norte.

Isidora

Me encantó!! Esperaré el próximo!! 🙂

Pascual avila

Muy buen relato donde muchos son ciegos hasta que abren los ojos y es demasiado tarde me encanto 👏👏👏

Pascual avila

Siga nomas cecilia creando esto tipo de relatos muy buenos

Loren

El amor es ciego

Entradas recientes

Comentarios recientes

Entradas similares

Mostrar Botones
Esconder Botones
9
0
Por favor deja tu comentario.x