Se arregló el vestido y avanzó rápidamente. Sentía que la tela gastada se asomaba sin gracia. Le pesaba al caminar. Entonces, una brisa entró suave por la puerta. El vestido danzó como si fuera sedoso y su cuerpo dibujó un baile que dejó ver una silueta insinuante. A su mediana edad era imposible pensar en citas a ciegas. Su piel esperaba ansiosa, mientras que sus intenciones iban ganando espacio a medida que avanzaba la noche. Una copa, dos copas, perdió la cuenta y se lanzó con desesperación hacia la aventura descarada, sin medir consecuencias.
FIN
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Cecilia Saá Bahamondes escribe desde la austral ciudad de Punta Arenas. Ha participado en concursos regionales obteniendo diversas distinciones. Algunos de sus cuentos han sido publicados en las Revista Mal de Ojo y en la revista Clan Kutral . Ha participado en la antología digital “Cuentos de Navidad” y microcuentos «Contra toda violencia». Actualmente escribe relatos cortos sobre mujeres en forma semanal para la Revista FemPatagonia.
Un vestido, una copa o tal vez el cabello suelto nos vuelven atrevidos. ¿alguna otra idea para aventurarse?
Me encantó ….. Felicidades por Haber publicado este artículo, me encanta como escribes …… vamos por mas ……